Te recomendamos también utilizar energías renovables. Estas fuentes de energía inagotables como el viento, el agua o el sol producen energía de forma natural, por eso es recomendable sacarles todo el partido que nos ofrecen. Ejemplos de ello son las cámaras de seguridad o los focos que funcionan gracias a paneles solares, de modo que la energía se renueva automáticamente. Las ventajas son evidentes: no debemos preocuparnos por cargar su batería, no gastamos más dinero en el aparato, ayudamos al medio ambiente...
Además, el uso de dispositivos que regulen el consumo también será importante. Pero a veces el problema viene del excesivo tiempo que está enchufado un aparato sin utilizarse. Es aquí donde la domótica encuentra su hueco: si utilizamos una bombilla inteligente regulable, el control de la intensidad lumínica es nuestra decisión, de forma que, por la tarde podemos optar una intensidad más baja que por la noche, percibiendo un significativo ahorro. O, el uso de un termostato inteligente, que se adapte al aire acondicionado y calefacción de nuestro hogar para que el consumo no sea excesivo.
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